Qué tal si nos respetamos
A mí me gustaría que alguien me explicara por qué está socialmente permitido y hasta bien visto insultar a las personas delgadas ahora que, por fin, por qué no, ya a nadie se le ocurre criticar a las que son o están gordas.
Creo que la sociedad iría mucho mejor si nos respetáramos todos y si es cierto que la gente con sobrepeso ha sufrido mucho por sentirse diferente, por no encontrar ropa adecuada, por ser el blanco de chistes y bromas de mal gusto deberían ser precisamente ellas las más comprensivas y compasivas con los delgados en lugar de dedicarse a hacer críticas crueles y menosprecios que huelen a revancha.
Para una gordita no puede ser tan difícil ponerse en el lugar del otro, del que padece el problema contrario. En primer lugar, ser extremadamente delgado no es sinónimo de anorexia, en muchos casos es constitucional y en muchos otros originado por alguna enfermedad. En segundo lugar, si os parece difícil adelgazar y mantener una dieta, ni os cuento lo difícil que es querer engordar porque tu cuerpo no lo asimila. En tercer lugar, hoy día es mucho más fácil encontrar tallas grandes en las tiendas, ropa moderna, juvenil y en rebajas, que un simple traje de chaqueta para una señora que no esté gorda.
Hasta los políticos se han metido en este asunto y no hacen más que estudios, leyes y reglamentos por los que a este paso los que necesitemos menos de la 38 vamos a estar prohibidos.
Así que, si a alguien le parece fea una chica muy delgada, pues es libre de pensarlo, pero que por lo menos no lo proclame con insolencia o se lo diga a su cara, como yo he tenido que aguantar en una ocasión a una vecina gorda, a la que no me atreví a contestar como se merecia porque "en el pecado lleva la penitencia".